La depresión en la adolescencia suele
ser un poco encubierta por los cambios de humor propios de esa edad, por lo que
debe ser analizada cuidadosamente la “patología” ya que de no ser tratada
oportunamente puede afectar
significativamente la siguiente etapa de vida desde el perfil profesional, afectivo
y la proyección de los años siguientes (Nardi, 2004).
En su tratamiento es básico
considerar tanto la intensidad del trastorno como los niveles de déficits e
inadecuación en los aspectos evaluados que se consideran asociados a la
depresión padecida. Para saber que tratamiento se aplicará primero se deben
conocer los aspectos que generan mayor interferencia o malestar psicológico (García
& Rodríguez, 1998).
Algunos de los enfoques tradicionales
para la depresión en adolescentes resultan insatisfactorios tanto en el plano
nosológico como en el terapéutico pues no están correctamente calibrados para
la dinámica evolutiva compleja típica que presenta el sujeto. Además este
padecimiento se caracteriza por una gran variabilidad clínica y su respuesta a
los tratamientos psicofarmacológicos no es satisfactoria tampoco. Tomando en cuenta estas consideraciones y una
revisión comparativa de estudios recientes, se evidencia que los protocolos de
intervención que resultan más eficaces
son los de terapias cognitivas únicamente, o apoyadas en farmacoterapia
específica. En base a lo anterior, es recomendado el uso de un enfoque cognitivo
de tipo procesal sistémico para diagnosticar y tratar la depresión adolescente,
pues éste permite una lectura de los problemas psico-comportamentales en el
terreno de específicas organizaciones de significado personal, mostrando los
peculiares estilos cognitivos y emocionales estructurados y definidos en cada
individuo durante la etapa adolescente a través de modalidades subjetivas de
asimilación de la experiencia a partir de la relación de apego determinando el
incremento progresivo de la complejidad interna (Nardi, 2004).
Por lo anterior, la psicoterapia
cognitiva sistémico procesal permite un acercamiento útil a la depresión adolescente cuando se tiene en
cuenta para ello la específica organización del significado personal pues ahí se
gestionan los patrones de negatividad. A través de ella las experiencias en el pasado, presente y futuro vividas bajo
el perfil emocional se pueden entender desde diversos ángulos y a través de
nuevos instrumentos cognoscitivos con una mayor y dúctil focalización del mundo
interno y externo logrando liberar recursos y potencialidades que la depresión
había bloqueado y reprimido. Así la psicoterapia puede resolver el trastorno del humor en
forma de un proceso madurativo ayudando a obtener una nueva visión de la
realidad (Nardi, 2004).
Es importante señalar que la
depresión es una condición cuyos resultados dependen de la alianza tanto del paciente como del
profesionista o equipo de salud comprometido con el tratamiento, donde no sólo
basta un adecuado diagnóstico y tratamiento, también son de importancia los
factores exógenos que intervienen en la evolución del estado depresivo. Según
estudios realizados se ha visto que es más importante la frecuencia y variedad
en la interacción con el equipo de salud para el beneficio del paciente y los
aspectos de finalidad y duración de dichas visitas no son tan relevantes
(Berbesi, Segura & Torres, 2010).
En las últimas décadas se han
presentado cambios en los entornos sociales, económicos y políticos lo que trae
como consecuencia un impacto en el ámbito de la salud mental. Debido a ello se
vuelve indispensable analizar la efectividad y eficacia de los servicios y
modelos de intervención. Se deben desarrollar modelos tanto de prevención como
de tratamiento en base a la población a la cual se aplicarán, y adaptar y
evaluar los ya establecidos en su caso. Los modelos que se desarrollen deben tener
en cuenta las características sociales y culturales de la sociedad a la que van
dirigidos para que su intervención sea de eficacia.
Cuando se habla de modelos de
intervención en la depresión en los adolescentes, es importante tomar en cuenta
los antecedentes que se tienen de los factores que evitan las influencias
negativas (factores protectores), uno de
carácter individual, muy importante es la autoestima; es importante que en las
intervenciones dirigidas a los adolescentes se acentúe la importancia de
proveer o reforzar este factor, pudiendo hacerlo a través de programas que se
enfoquen a mejorar la autoestima y la autoeficacia, puede optarse por un modelo
de intervención psicoeducativo. También los resultados de variados estudios han
demostrado que las intervenciones psicosociales
de tipo cognitivo-conductual son eficaces en la disminución de la sintomatología
depresiva en adolescentes (Vera, Roselló & Toro-Alfonso).
Es un desafío para la investigación identificar los factores de mayor relevancia para
desarrollar las formas de intervención, está
en continuo trabajo para poder alcanzar la meta: La mayor eficacia en las
intervenciones.
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